La sangre de Cristo es uno de los elementos más importantes, poderosos y representativos de la Iglesia Católica, por lo que la oración dedicada a Él es poderosa. La sangre de Cristo es uno de los dos elementos más importantes, poderosos y representativos de la Iglesia Católica, por eso la oración es poderosa.
La preciosa sangre de Jesucristo, con su poder, protege a cada persona, hecho o evento en la vida y alrededores, a través del cual el enemigo quiere que caigan en la ilusión de sus historias para dañarnos; por ello hemos traído más de una oración a la sangre de Cristo para momentos difíciles.
Oración a la preciosa sangre de cristo para casos difíciles y urgentes
Si planea servir al Señor con su corazón, debe estar preparado para la gran prueba. Fortalece toda la voluntad en ti para que no seas derrotado cuando aparezca interferencia. Aférrate a la gracia y las oraciones del Señor, para que no te desvíes de tu sagrado manto protector, y de esta manera recibirás la bendición de tu petición y prosperidad cuando llegue el momento. Recibe con armonía todo lo que viene ante tus ojos, y si la vida te llena de angustia, acéptelo con humildad, porque el valor del oro se prueba en el fuego ardiente y el valor de los hombres en el fuego de la superación. Descansa confiando en Dios, y así recibirás su ayuda.
¡Estamos sufriendo, Señor! En esta hora de angustia y calamidad, cuando vemos acerca de nosotros mismos y de aquellos a quienes amamos la amenaza de la tribulación, nos damos cuenta de cuán débiles e impotentes somos para vencer el mal. Somos débiles hasta que comprendamos cómo y por qué permites que tus criaturas y tus hijos pasen por estos sufrimientos.
¡Solo tú puedes entregarnos, solo tú puedes iluminarnos y consolarnos!
Padre Eterno, por la Sangre de Jesucristo, ¡misericordia! Márcanos con la Sangre del Cordero Inmaculado, Jesucristo, como le indicaste a tu pueblo de Israel, para salvarlos de la muerte. ¡Y tú, María, Madre de la Misericordia, aplaca a Dios, pregúntale por nosotros y obtén la gracia que pedimos!
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Tal como era en el principio, ahora y para siempre. Amén
Padre Eterno, por la Sangre de Jesucristo, ¡misericordia! Sálvanos del hundimiento del mundo, como salvaste a Noé del diluvio universal. ¡Y tú, María, Arca de la Alianza, concédenos la gracia que pedimos! Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Tal como era en el principio, ahora y para siempre. Amén.
Padre Eterno, por la Sangre de Jesucristo, ¡misericordia! Danos la fuerza y el coraje para enfrentar los peligros y sufrimientos que nos amenazan, mientras fortaleces a tu pueblo a través del desierto. ¡Y tú, María, ayuda de los cristianos, aplaca a Dios, pregúntale por nosotros y obtén la gracia que pedimos! Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Tal como era en el principio, ahora y para siempre. Amén
Señor JESÚS, por fe en tus méritos, ahora tomo tu preciosa sangre y la rocio sobre mí y mi familia desde la coronilla hasta las plantas de los pies. Reclamo protección total y completa para mi vida y mi familia. Señor JESÚS, mantenme libre hoy del mal, el pecado, la tentación, los ataques y las aflicciones de Satanás, el miedo a la oscuridad, el miedo al hombre, la enfermedad, las enfermedades, las dudas, la ira, todas las calamidades y todo lo que no es de tu Reino.
Lléname Señor Jesús con el don de tu Espíritu Santo y tu preciosa sangre y concédeme el don de la sabiduría, el conocimiento, la comprensión y el discernimiento para que pueda vivir hoy en tu gloria haciendo lo correcto.
Te alabo, Jesús, gracias, Jesús, te amo, Jesús, te adoro, Jesús Espíritu Santo, me haces ver todo y me muestras el camino para alcanzar mis ideales, tú, que me das el don divino para perdonar y olvidar lo malo que me han hecho, y ustedes que están en todos los casos de mi vida conmigo, en este breve diálogo quiero agradecerles todo y afirmar una vez más que nunca quiero separarme de ustedes, no importa cuán grande sea el el deseo material puede ser. Quiero estar contigo y mis seres queridos en tu Gloria Perpetua. (MENCIONE SU SOLICITUD) Gracias Espíritu Santo por tu amor hacia mí y mis seres queridos. Amén