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Divina Oración

Salmos de Agradecimientos por las Bendiciones Venideras

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Recibir la misericordia de Dios luego de momentos difíciles es un soplo de aire fresco a nuestro corazón. Si te sientes agradecido también por la gracia divina, te invito a dirigir al cielo un salmo de agradecimiento por las bendiciones recibidas. Leamos y reflexionemos sobre la base del salmo 40, el cual es una continuación de los dos anteriores (Salmo 38 y 39), en los que el salmista detallaba su sufrimiento, pero aquí celebra su liberación.

Véase también: Salmos de consuelo para la pérdida de una ser querido

Salmos 40:1-3

Pacientemente esperé a Jehová,

Y se inclinó a mí para oír mi clamor.

Me saco del pozo de la desesperación, del fango cenagoso;

Poniendo mis pies sobre roca solida enderezó mis pasos.

Después puso en mis labios una nueva canción, una alabanza a nuestro Dios.

Muchos verán esto y se arrepentirán,

Y confiarán en Jehová.

Sientete agradecido con cristo

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En medio de una gran desesperación, ¿qué puede hacer el alma a parte de esperar pacientemente que Dios en su infinita misericordia, incline su oído y escuche su clamor?

En este salmo (v. 2) la palabra hebrea BOR es traducida como POZO, aunque realmente se trata de un tipo de cisterna donde los hebreos guardaban agua y al secarse y llenarse de lodo era usada como prisión para criminales. El profeta Jeremías fue hecho prisionero en una ocasión en este tipo de estructura, como consta en Jeremías 38:6. Por su parte la palabra SHAON (traducida como DESESPERACIÓN) se refiere a algo ruidoso o rugiente, haciendo referencia al rugido de las aguas al caer en la cisterna. El salmista usa esta expresión como una metáfora del estado espiritual al cual descendemos al ser oprimidos por la adversidad, por ejemplo, el siguiente salmo de agradecimiento por las bendiciones.

Bienaventurado es aquel que ha puesto en Dios su confianza,

No mirando a los soberbios ni a aquellos que van tras la mentira.

Has aumentado, oh Dios mío, tus prodigios;

Y los propósitos que tienes para tu pueblo,

No es posible exponerlos delante de ti.

Si yo los publicara hablando de ellos,

No podría contarlos todos.

El sacrificio y la ofrenda no te son agradable;

Abriste mis oídos;

Holocausto y expiación no pediste.

Dije yo entonces: Heme aquí, vengo frente a ti;

En las páginas de tu libro está escrito de mí;

Hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,

Porque tus estatutos está en medio de mi corazón.

Anuncie tu justicia en la gran congregación;

He aquí, no reprimí mis labios,

Señor, tú lo sabes.

No oculte tu justicia dentro de mi corazón;

Publique tu fidelidad y tu salvación;

No encubrí tu misericordia y tu fidelidad en la gran asamblea.

Salmo de agradecimiento por las bendiciones de Dios

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¿Quién enciende una vela y la esconde en un rincón solitario? Cuando somos liberados por la gracia de Dios nuestra felicidad se convierte en música, encarnando un renuevo espiritual y una genuina consagración. Nadie puede esconder el amor de Dios dentro de sí mismo, sino que este se desborda en todas las direcciones tocando profundamente todo nuestro entorno tanto en pensamientos como en palabras y aun en acciones.

Otro punto interesante lo encontramos en el versículo 6, donde la frase “Abriste mis oídos” hace una referencia a Éxodo 21:6 “…y su amo le perforará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre”. Tomamos en cuenta que en Reina-Valera se traduce la palabra hebrea KARAH como ABRIR, aunque su significado más literal es CAVAR o AHONDAR. Esto significa que la obediencia es un pacto de consagración absoluta y eterna al Creador, sin necesidad de ceremonias ni elaborados rituales.

Consultando la Epístola a los Hebreos 10:5-7, uno de los libros de mayor densidad teológica del nuevo testamente, el tratadista parafrasea un pasaje de este salmo que va desde el versículo 6 hasta el versículo 8. Esto delata la importancia de este pasaje bíblico para los conversos judíos de la época.

Salmos 40:11-17

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Señor, no apartes de mí tu compasión;

Que tu gracia y tu lealtad me salven para siempre.

Porque me han rodeado innumerables males;

Me han alcanzado mis pecados, y no puedo alzar la vista.

Se han hecho más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y me falla el corazón.

Quieras, oh Dios mío, librarme;

Señor, apresúrate a auxiliarme.

Avergüenza y confunde ahora

A todos los que mi vida buscan para destruirla.

Vuélvanse atrás con vergüenza

Los que mi desean para mí el mal;

Que en pago de su afrenta sean asolados

Todos los que me gritan: ¡Ea, ea!

Gócense y alégrense en ti aquellos que te buscan,

Y digan por siempre los que desean tu salvación:

Jehová sea enaltecido.

Aunque me encuentre afligido y necesitado,

El Señor pensará en mí.

Tú eres mi ayuda y mi libertador;

Dios mío, no demores.

Salmos de Bendiciones

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Hasta el final de nuestros días en este mundo necesitamos continuamente de la bondad de Dios. Él trata compasivamente con todas nuestras faltas y pecados, y esta es la verdad última que Él desea mostrarnos en esta vida: que pese a todo Él fue, es y será por siempre fiel. El Pacto con su pueblo está asegurado y ordenado en cada detalle, ligándonos a Él de forma irrevocable. Nuestro consolador y amparo es la fidelidad del Señor, sin importar si estamos agobiados por grandes calamidades o cargados con el peso de nuestros pecados.

Nuestra medida y autovaloración del pecado crece proporcionalmente a nuestro conocimiento de la santidad y amor de Dios. Aquellos que están más cerca del corazón de Dios son menos capaces de perdonarse a sí mismos, aun sabiendo que por gracia serán perdonados. Sin embargo, mientras mantengamos un pensamiento crítico ante nuestra propia conducta y seamos capaces de confesarnos como pobres y necesitados (espiritualmente), tendremos un mayor consuelo en los pensamientos de Dios para con su pueblo. Como está escrito en Jeremías 29:11 “Porque yo conozco la percepción que tengo de vosotros… pensamientos de tranquilidad y no de maldad…”. Así como una madre amorosa cuida aún más de su hijo cuando está enfermo, así Dios toma cuidado especial del afligido y menesteroso ofreciéndole su consuelo y su salvación.

Espero que el salmo de agradecimiento por las bendiciones que leíste hoy te haya resultado de utilidad para reafirmar tu fe en nuestro señor.

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