La Oración a Todos Los Santos es una tradicional rogativa que se dirige a los santos y mártires del cristianismo, solicitando su intercesión y protección. Esta poderosa oración nos acompaña en momentos de dificultad y nos brinda consuelo y fortaleza espiritual. A través de esta plegaria, buscamos la guía y auxilio de todos los santos para alcanzar la gracia divina y encontrar el camino hacia la santidad y la salvación.
Oh Padre celestial, te pedimos humildemente que escuches nuestras palabras y nos concedas la gracia de ser dignos de la intercesión de todos los santos. Que su ejemplo de santidad nos guíe por el camino recto, fortalezca nuestra fe y nos ayude a superar los obstáculos que se presenten en nuestro caminar hacia ti.
Padre amoroso, te pedimos especialmente por aquellos santos que han sido reconocidos oficialmente por la Iglesia, como los apóstoles Pedro y Pablo, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y la Virgen María, Reina de Todos los Santos. Su intercesión es poderosa y su amor por ti es inquebrantable. Con humildad y confianza, nos acogemos a su protección y suplicamos que nos libres de todo mal, nos concedas tu gracia y nos ayudes a perseverar en la fe hasta el final de nuestras vidas.
Te pedimos también, oh Padre celestial, que no olvides a aquellos santos anónimos, cuyos nombres no se encuentran en los santorales, pero cuya vida y testimonio de fe son ejemplo para todos nosotros. Ellos, desde la gloria celestial, interceden por nosotros y nos acompañan en nuestro peregrinar.
Oh Santa Trinidad, te pedimos que derrames tu Espíritu Santo sobre nosotros y nos concedas la gracia de renunciar al pecado y vivir de acuerdo a tu voluntad. Que podamos reconocer nuestra propia santidad, como hijos amados tuyos, llamados a ser santos en medio del mundo. Que vivamos con humildad, caridad y pureza de corazón, buscando siempre la voluntad de Dios en todas nuestras acciones.
Confiados en tu amor y en la intercesión de todos los santos, acogemos tu perdón y nos comprometemos a amarte y servirte con alegría y entusiasmo. Te damos gracias, oh Dios, por el regalo de la santidad y por la esperanza de alcanzar la gloria eterna en tu presencia.
Por Cristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.