La «Oración a El Señor de la Misericordia» es una plegaria dedicada al poderoso y benevolente Dios, quien es conocido por su inmensa compasión y misericordia hacia todos los seres humanos. En esta oración, se busca mostrar reverencia y gratitud hacia El Señor, reconociendo su infinito amor y su disposición a perdonar nuestros pecados. Esta plegaria invoca la presencia divina para encontrar consuelo, esperanza y la redención espiritual que solo El Señor puede ofrecer.
Tú, Jesús misericordioso, que viniste al mundo para salvarnos de nuestros pecados y dar la vida eterna a aquellos que creen en ti, te acercamos nuestras necesidades y preocupaciones. Te pedimos que nos acompañes en nuestro camino espiritual, fortaleciendo nuestra fe y guiándonos en el sendero de la salvación.
Señor de la Misericordia, te rogamos por todos los que sufren, por los enfermos y los afligidos. Te pedimos que derrames tu misericordia sobre ellos, aliviando sus penas y sanando sus heridas. Concede consuelo a los que están pasando por tiempos difíciles y brinda esperanza a los que se sienten desesperados.
En este momento de oración, queremos pedirte perdón por nuestros pecados. Reconocemos nuestras faltas y te suplicamos que nos perdones y nos ayudes a seguir en tu camino de amor y rectitud. Danos la gracia de convertirnos y liberarnos de las cadenas del pecado, para así poder experimentar tu divina misericordia en nuestras vidas.
Señor Jesús, tú que dijiste: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón», te pedimos que nos concedas la gracia de la humildad y la mansedumbre. Ayúdanos a reconocer nuestras limitaciones y a confiar en tu voluntad. Que podamos aprender de tu ejemplo de amor y entrega, poniendo siempre a los demás antes que a nosotros mismos.
Te suplicamos también por nuestra familia y nuestros seres queridos. Protege y bendice a cada uno de ellos, guíalos en su camino y llénalos de tu amor. Que podamos ser instrumentos de tu misericordia en sus vidas, brindándoles consuelo y apoyo en momentos de dificultad.
Señor de la Misericordia, te pedimos que bendigas a la Iglesia y a todos sus ministros. Que tu gracia y tu misericordia los acompañen en su labor de anunciar el Evangelio y de servir a los necesitados. Fortaléceles en su fe y dales valentía para ser testigos auténticos de tu amor y de tu misericordia en el mundo.
Oh Señor de la Misericordia, en tus manos depositamos nuestras vidas, nuestras alegrías y tristezas, nuestras esperanzas y dudas. Te pedimos que nos llenes con tu gracia y nos des fuerzas para vivir conforme a tu voluntad. Que cada día busquemos ser testigos de tu misericordia, amándonos los unos a los otros como tú nos has amado.
Te lo pedimos por intercesión de María, tu Madre y nuestra Madre, quien experimentó en su vida la grandeza de tu misericordia. Que ella nos acompañe en nuestras peticiones y nos lleve siempre a ti, su Hijo amado. Amén.