El castigo y el perdón de Dios son dos caras de una misma moneda. Pero no es el azar el que decide, sino la fortaleza de nuestra fe, es un buen hábito tener «mi versículo diario de hoy» para siempre tener en cuenta la palabra del señor. Sabemos que Dios siempre está dispuesto a perdonar nuestras faltas, pero a veces no tomamos en cuenta que la condición necesaria para adjudicarnos el perdón divino es la confianza incondicional en Su palabra. En mi versículo diario de hoy estudiaremos Números 14:18, donde encontramos una parte de la intercesión de Moisés ante Dios para redimir al pueblo de su incredulidad y rebeldía. Te invito a leerlo y luego lo analizaremos dentro de su contexto detalladamente.
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Mi versículo diario de hoy
Números 14:18
“Dios es tardío para la ira y gigante en piedad. Él perdona la maldad y la rebeldía de su pueblo. Sin embargo, el inocente no será encontrado culpable, viendo la crueldad de los padres sobre sus hijos hasta cuarta y tercera generación.”
Los hechos de este pasaje bíblico acontecieron un octavo mes al sureste de Hebrón, luego de que el Profeta enviara espías a la tierra de Canaán para su reconocimiento. Para ese memento las faldas de los montes están llenas de jugosas parras maduras, y dos de los espías (Josué y Caleb) recolectaron grandes racimos para mostrar la riqueza de la tierra. El resto de los espías se concentraron en la fortaleza del enemigo, perdiendo la batalla de antemano dentro de sus corazones. No miraron a Dios por encima de la situación, sino a la situación por encima de Dios. Pero mientras el pueblo incrédulo preguntaba en su interior ¿Podrá Dios?, Caleb y Josué afirmaban: ¡Dios puede!
La gente de Israel fue presa del miedo en multitud de ocasiones. Pero mientras en otras naciones del mundo el miedo nacía del pánico (no saber qué hacer), en el caso del Pueblo Elegido el miedo nacía de la incredulidad (hacia la promesa de Dios). Esta actitud siempre desemboco en el castigo y la reprensión por parte del Señor, porque Él en su infinita sabiduría sabe que la incredulidad es un paso abierto hacia la rebelión. Esto queda demostrado en la expresión de Números 14:4 “Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto”. El pueblo murmuraba contra sus líderes y se rebelaban contra Dios.
Si revisamos el pasaje de Apocalipsis 21:8 “Más los cobardes e incrédulos… recibirán su paga en el lago ardiente de fuego y azufre. Esta es la muerte segunda.”, vemos que la conexión entre el temor y la incredulidad es estrecha y ambas conducen al mismo destino fatal.
El cielo es para los valientes
Expresado en las palabra del apóstol Pedro en la 2da Epístola de Pedro 1:5 “…añadid a vuestra fe valor…”, la fe y la esperanza son frágiles cuando no hay valentía. Está valentía que promueve el Santo Evangelio de Nuestro Señor queda perfectamente ejemplificada en las palabras de Josué y Caleb en Números 13:30 “…porque más podremos nosotros que ellos” y en Números 14:8 “Si Cristo se complaciera de nosotros, él nos llevaría a nueva tierra, y nos la otorgaría…”.
En Números 14:10 las Sagradas Escrituras reiteran algo que es un punto común de muchos pasajes bíblicos: Dios se agrada en la fe del testigo fiel con mi versículo diario de hoy. Justo en el memento en el que el pueblo estaba a punto de apedrear a Josué y a Caleb por su testimonio, la gloria de Dios descendió sobre el tabernáculo de reunión para vergüenza de los escarnecedores. Josué y Caleb no minimizaron la fuerza del enemigo, solo resaltaron el poder y magnificencia del Dios ancestral de Abraham, de Isaac y de Jacob.
La filosofía de mi versículo diario de hoy
Por su parte, Moisés fue un hombre libre de ambiciones personales, dando siempre todo por y para Dios. En el momento en el que sintió la semilla de la rebelión en el pueblo, entendió, sin albergar dudas en su corazón, que debía interceder ante la presencia del Señor. Más allá de los deseos egoístas de su pueblo, Moisés buscaba primero que nada la magnificación de Dios. Ese motivo lo llevo muchas veces a interceder por la pobre gente de Israel, quienes en su ignorancia ofendían y mancillaban la honra divina que les fue otorgada.
A nivel retorico hay tres argumentos inteligentemente esgrimidos por Moisés en su intercesión ante Dios:
- La reputación de Dios (pasado)
- La consistencia de Dios (presente)
- La misericordia de Dios (futuro)
La plegaria del profeta fue atendida por el Altísimo. Sin embargo, la generación arrepentida que creyó en el perdón divino no pudo entrar en la tierra prometida. ¿Qué podemos aprender de esto? Que puedes escapar de Egipto (la esclavitud) y aun así perder la entrada a Canaán (la salvación), como queda claro en el pasaje de Hebreos 3:12-19.
Promesa, condición y castigo
En Números 14:34 la traducción de la versión Reina-Valera a la palabra hebrea TENUAH es CASTIGO. Una traducción un poco vaga que denota ruptura o revocación de la promesa divina de salvación. Esto puede prestarse para confusiones si no tomamos en cuenta la verdadera naturaleza de la palabra, la cual denota un pretexto o causa justificada para el disgusto. Aprendemos de esta palabra en particular que cada promesa de Dios está condicionada por la fortaleza de nuestra fe. Gran parte de los mandamientos y estatutos de Dios vienen acompañados de una promesa, lo que nos da una perfecta conexión: fe – obediencia – recompensa.
La fe es la llave que puede abrir el tesoro divino de la salvación, pero solo el coraje puede llevarnos a usarla con mi versículo diario de hoy. Recuerda que la fe sin acción está muerta. Solo creyéndole a Dios con todo nuestro corazón evitaremos perecer en el desierto de la angustia y el sufrimiento. La falta de fe paraliza los brazos de Dios y le impide actuar, como en Mateo 13:58 “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. Esto significa que sin importar cuan fuertes, inteligentes o influyentes seamos, nada podrá ayudarnos a alcanzar aquello que ya está perdido por falta de fe.